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  • Asociación Andre-Berri. Mujeres en Bilbao (Bizkaia)
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HISTORIA DEL PAPEL DE LA MUJER: La historia de un despertar.

Aunque el papel desempeñado por la mujer ha sido vital desde la Prehistoria, hasta no hace demasiado tiempo había sido negado. Por ello, para comprender en toda su magnitud el enorme cambio que ha experimentado en las últimas décadas la condición femenina, debemos, en primer lugar, estudiar brevemente la situación de la mujer a lo largo de la Historia.

Ya desde los albores de la Historia escrita, es patente el dominio del hombre en las distintas sociedades. Puede suponerse que el dominio masculino se remonta al Paleolítico, como resultado de la caza como actividad fundamental. Las religiones monoteístas también apoyan la idea de que la mujer es por naturaleza más débil e inferior al hombre. Muchos otros sostenían que una mujer virtuosa debe adorar a su marido.

Todo ello induce a que las mujeres se encuentren en una situación de desventaja en la mayoría de las sociedades tradicionales. Su educación se limita a aprender habilidades domesticas y no tienen acceso a posiciones de poder.  El matrimonio es una forma de protección, aunque con una presión casi constante para dar a luz hijos, especialmente varones.  En estas sociedades una mujer casada adquiere el estatus de su marido y no dispone de ningún recurso en caso de malos tratos o de abandono.

Por tanto, desde aquellas mujeres que intentaron por vía de los ideales de la Ilustración participar del quehacer humano y social, -y a quienes, por cierto, la Historia oficial ha negado, o simplemente ha nombrado de pasada-  las mujeres que han permanecido dentro de una aletargada existencia en su espacio (el privado) alejadas del ámbito de lo publico (y político), cabría decir que desde un estricto sentido de la individualidad y de sujet,o más que en una aletargada existencia, las mujeres son ubicadas en la inexistencia de lo puramente abstracto.

Son estos motivos los que conducen a la mujer a  la necesidad de asociarse, pues, habiendo permanecido aislada de todo, necesitan un lugar de encuentro. Siempre se ha dicho que la unión hace la fuerza, y no cabe duda de que ellas necesitaban de ambas cosas.    

En nada se parece la Asociación de hoy, a la de ayer, aquella primera que comenzó como un primer boceto de algo, que les haría sentirse participes de un mundo y de un entorno al que únicamente tenían acceso a través de las miradas, querían pasar de observar a hacer, de desear a obtener, y de verdad que han logrado dar un gran salto en el tiempo. Y aunque si bien es cierto que aún arrastran muchas de aquellas cosas con las que aprendieron a crecer, su gran capacidad de adaptación al medio y los nuevos tiempos han sido suficientes para que hayan sabido combinar esa necesidad que aún siente de cuidar de su hogar, pero nunca a costa de su crecimiento como persona que ahora por fin se ama a si misma y se valora y que es consciente de que el avance continúa. Por ello, desde aquel ayer de 1989 cuando la Asociación aún era un embrión en vías de desarrollo, hasta hoy en pleno sigo XXI, su lucha para crecer y estar dentro de la sociedad a la que por derecho pertenecen, continúa. Y la Historia que en un futuro se escriba llevará también nombre de mujer.

De aquellas primeras reuniones iniciadas por un pequeño grupo que reclamaron la atención de otras mujeres a través de carteles y del boca a boca, a las que comenzaron a acudir sin saber muy bien lo que encontrarían, pero cada una de ellas impulsada por su propia necesidad de salir de su entorno, o de encontrar algo que rompiese con la monotonía de su vida.  Tal vez la soledad, el desamor, y por supuesto la gran necesidad de saber y de crecer. Mujeres algunas que tuvieron la gran suerte de ser felices y de haber sido muy queridas.

Pero no para todas la vida fue fácil, ya que no queda tan lejano aquel tiempo en el que aún había matrimonios concertados, hombres de los que no se habían enamorado y que, sin ningún miramiento, la noche de bodas prácticamente eran violadas, pero siempre bajo la legalidad, ya que tener marido era tener dueño. Él era el propietario de su vida, y por tanto todo lo hacia con y por derecho. A ellas sólo les quedaba la perpetuidad del más silencioso sufrimiento. Cuando en alguna ocasión muertas de miedo acudían a la madre reclamando su ayuda, ésta que años atrás tuvo que asumir su papel, diría: -¡hija, es tu marido, y tienes que aguantar, yo nada puedo hacer! Mujeres que se acostumbraron a ver el mundo, cual si de un  gran escaparate se tratará. Y un gran día cuando ya parecían resignadas a que tenía que ser así, alguien les dijo, o leyeron en un cartel, que un grupo de mujeres se reunía en un local de la iglesia, para charlar, coser, y planear cosas nuevas que hacer en común.

Fueron llegando mujeres al local, el mundo estaba cambiando y todas querían formar parte de ese cambio. Todas ellas, aún las que se sentían contentas con sus vidas, aseguran que esta asociación ha supuesto para ellas la "Liberación". Esta es una puerta abierta para cada mujer que quiera pasar, por supuesto con la dimensión que cada una de ellas le quiera dar. Se había puesto en marcha el mecanismo el detonante hacia una nueva era. Las mujeres de La Peña también habían despertado, comenzaban a salir de su letargo.

Los logros conseguidos como colectivo son indiscutibles. Pues aquellas herederas del no existir son ahora las únicas dueñas de sus vidas.

Por tanto, existen dos labores a destacar en esta asociación, la humana y la cultural. En cuanto a la primera, y basándonos en lo dicho anteriormente, el mero hecho de poder relacionarse y compartir les enseña a ver las cosas de otro modo, y han aprendido que la relación con otras mujeres es vital para su buen vivir.

En cuanto a lo cultural se refiere, ha sido un proceso arduo y lento, pero sumamente enriquecedor. Nos encontramos con mujeres con todo tipo de inquietudes, en su mayoría no tuvieron ocasión de realizar estudios, algunas han pasado de apenas saber leer y escribir, a estar cursando estudios superiores en la Universidad para mayores. Otras han conseguido triunfar en las artes escénicas, o en el baile, recuperar tradiciones haciendo bolillos. Mujeres que manejan el arte del pincel logrando plasmar sobre sus telas bellezas dignas de cualquier escuela de Bellas Artes. O quizás esa tuna a través de la cual han conseguido evocar días de estudiantes que nunca fueron. Pioneras en la creación de un Banco de Tiempo, y así un largo etc. de actividades.

Hasta aquí una breve pincelada de lo que ha sido la trayectoria de esta Asociación, después vendrán otras mujeres que escriban otros retazos de su historia, una historia que hoy únicamente se plantea como futuro.

Se pueden preguntar: Pero, ¿puede hacerse algo más? ¡Por supuesto! Siempre hay más. Ya que esto no ha hecho sino comenzar. De que  han cambiado mucho las cosas, no cabe ninguna duda.  La lucha de la mujer por la igualdad, por el derecho de estar en todos los ámbitos de la vida social, política, económica, religiosa, familiar, etc., ha transformado la vida de todos. La pregunta es: ¿hemos terminado ya?, ¿debemos relajarnos y sentarnos a esperar?.

La respuesta es obvia. Siempre habrá porqué luchar. Cuando dejas de hacerlo, comienzas a estar un poco menos vivo. Por ésta y tantas otras como mujeres hay en el mundo, Andre-Berri se propone ser una plataforma más, un lugar donde seguir impulsando, creciendo y avanzando con los tiempos, con las tecnologías, propulsar acciones de sensibilización que promuevan el debate social sobre los roles de género.

Por esta razón es importante resaltar aquí, algunos de los objetivos por los que se proponen trabajar:

  • Andre-berri (Abusu)Concienciar y educar a las mujeres para la igualdad.
  • Proseguir con la labor de dar oportunidades para el desarrollo de capacidades artísticas, culturales y musicales.
  • Como movimiento ciudadano: divulgar e intervenir en los cambios sociales y personales, luchando por ocupar en la sociedad un lugar que desde el principio de los tiempos nos corresponde, donde valores tales como la igualdad, libertad, solidaridad, respeto, justicia etc., se hagan realidad.Andre-berri (Abusu)

Seguramente, y es muy licito, algunas de las mujeres que comenzaron con nuestra Asociación sientan que han llegado al final de su viaje. Si bien de lo que no cabe duda es de que fueron ellas las que dieron el pistoletazo de salida hacia una meta clara, la de darnos a todas las mujeres el lugar que por derecho nos corresponde. Es ésta una carrera posiblemente de relevos generacionales. Nuevos horizontes se abren ante nosotras. Si anteriormente logramos acercar a nuestras vidas un pasado de vivencias no vividas, recuperar tradiciones y vivir experiencias de colegialas tardías, ahora se pretende crear un buen presente que nos augure no ser atemporales, sino todo lo contrario. Vivir dentro de un tiempo real común para ambos sexos. Se trata no sólo de ocupar el lugar, sino de hacerlo en el momento preciso. Después siempre implica fuera de tiempo.

Llegará el día en que no tengamos que estar recordado a nadie quienes somos, o lo que somos, observando nuestras habilidades con lupa por ver si erramos en algún lugar, y oír a alguien decir: ¿lo veis? Vosotras, esto o lo otro. ¡No podéis!, simplemente estaremos, como lo están el aire que respiramos, como el agua en los ríos y en la mar, ambos conteniendo una misma cosa, agua. ¿Es acaso alguna de ellas más importante que la otra, siendo lo mismo? No,¿verdad?. Ambas son necesarias, como lo son la noche y el día. La vida esta conformada de tal manera que cada uno de sus elementos, incluídos hombre y mujer, son únicos e irrepetibles, y por tanto imprescindibles para su perfecta armonía. Todo tiene su anverso y su reverso, su cara y su cruz, su positivo y su negativo. Nada subsiste sin su complemento. Y lo que es más, ninguno es más importante que el otro.

Dijo G.J. Gibran: "lo atemporal que hay en vosotros, es consciente de la eternidad de la vida. Y sabe que el ayer es la memoria de hoy, y el mañana el sueño de ahora".

Si esto es realmente así, hagamos lo posible por convertir nuestro sueño de ahora en la realidad de mañana. Esto es lo que dice y propone Andre-Berri.

Cuando acepté el reto de escribir este retazo de la historia de nuestra comunidad de mujeres, me pareció que podría ser interesante. No sospechaba ni siquiera por asomo la riqueza que iba a suponer para mí el hecho de poder asomarme a la ventana de la Historia de la mujer, y en definitiva a la vida.  Es verdad, que al principio nadie quería hablar, pero poco a poco fueron acercándose. Y he de decir que de cerca he aprendido a admirarlas aún más si cabe. Este trabajo me ha llevado a grandes reflexiones:

“Envidia, rivalidad, palabras que rechinan. Escuchar su sonido nos trasmite un sufrimiento agudo, como si algo nos pinchara el flanco o el corazón. Y cuando rivalidad y envidia trabajan juntas, el cuerpo, adolorido, se contrae.

Por tanto, es una verdadera flecha la que hiere, aunque la urbanidad modere el impacto, recurriendo a la palabra flechita. Y todo se lo reduce a un “ya saben como son las mueres…”.

Para entender mejor es necesario arrojarse entre la multitud de flechas. En el fondo nos resultan extrañas, porque tienen puntas en los dos extremos. Cuando una mujer hiere a otra con una frase socarrona, o una mirada hostil, se pincha a sí misma. Y cada vez que expresa, desestima a otra, refuerza por reflejo todo lo acumulado a sus costillas.

¿De veras es imposible derrochar la energía en sentido contrario? Soñar con un apoyo recíproco y un respeto explicito, ¿es demasiado?. Cuando nos encontramos con una amiga compartiendo tranquilamente esto, parecería una aspiración realizable. Es tan agradable hablar sin estarnos cuidando, tan creativo que nos regocija hasta la simple sensación de estar vivas. ¡Y qué alivio salvar de las garras de la envidia a la intuición y descubrir sus grandes cualidades!.

Cuando me aventuro en una exploración, con cierto temor, de eso que en apariencia es un aspecto marginal del mundo femenino, me quedo sorprendida por la cantidad de descubrimientos. Encuentro ríos de energía enarenados, desviados, borrados de los mapas.

Pero apenas se abre una rendija, la fuerza contenida arrolla el dique junto con las palabras. Y también yo soy arrollada, pero trato de permanecer en el centro de la vorágine.  La vida se abre paso, clamorosa, poniendo de relieve la estupidez milenaria que le impide, ya sea a través de las guerras de los hombres o de las envidias de las mujeres.”  (Sacado del texto “Más allá de la punta de las flechas” de Ornella Trencin

He utilizado sus palabras porque expresan claramente una de mis primeras reflexiones, en nuestra lucha miremos siempre primero en nuestro interior.

“Las personas que se autorealizan, aquellas que han llegado a un alto nivel de madurez, salud y desarrollo, pueden enseñarnos tantas cosas que casi parecen, algunas veces, una raza distinta de seres humanos”. Abraham H. Maslow.

Creo que es muy importante que las nuevas generaciones de mujeres tengan presente siempre esta parte de la historia de nuestras madres y abuelas. Es decir, de las mujeres que nos antecedieron. Entre otras cosas, para seguir creciendo. Y seguramente nos será más fácil valorar lo que hoy tenemos. Y sobre todas las cosas, lleguemos hasta donde lleguemos, que nuestra Historia pasada nunca se repita en la vida de otros. Que la Historia no sea sólo una asignatura, sino más bien un documento vivo que nos ayude a mejorar nuestro presente y futuro.

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